Ética, moral y derechos de autor
en las comunicaciones
El uso que la gente hace de los
medios de comunicación social puede
producir efectos positivos o
negativos. Aunque se dice comúnmente —y lo diremos a
menudo aquí— que en los
medios de comunicación social « cabe de todo », no son
fuerzas ciegas de la naturaleza
fuera del control del hombre. Porque aun cuando los
actos de comunicación tienen
a menudo consecuencias no pretendidas, la gente elige
usar los medios de comunicación
con fines buenos o malos, de un modo bueno o
malo.
Estas opciones, importantes para
el aspecto ético, no sólo las realizan quienes
reciben el mensaje —espectadores,
oyentes y lectores—, sino especialmente quienes
controlan los medios de comunicación
social y determinan sus estructuras, sus
políticas y sus contenidos. Incluyen
a funcionarios públicos y ejecutivos de empresas,
miembros de consejos de administración,
propietarios, editores y gerentes de
emisoras, directores, jefes de
redacción, productores, escritores, corresponsales y
otras personas. Para ellos, la
cuestión ética es particularmente importante: los medios
de comunicación social ¿se usan para el bien o para el
mal?
El impacto de la comunicación
social es enorme. Por medio de ella la gente
entra en contacto con otras personas
y con acontecimientos, se forma sus opiniones y
valores. No sólo se transmiten
y reciben información e ideas a través de estos
instrumentos, sino que a menudo
las personas experimentan la vida misma como una
experiencia de los medios de comunicación social
El alcance y la diversidad de
los medios de comunicación accesibles a la gente
en los países ricos ya son asombrosos:
libros y periódicos, televisión y radio, películas
y vídeos, grabaciones y comunicaciones
electrónicas transmitidas por radio, cable,
satélite e Internet. Los contenidos
de esta vasta difusión van desde las noticias
rigurosas hasta el mero entretenimiento,
desde las oraciones hasta la pornografía,
desde la contemplación hasta
la violencia. La gente, dependiendo de cómo usa los
medios de comunicación social,
puede aumentar su empatía y su compasión o puede
encerrarse en un mundo narcisista
y aislado, con efectos casi narcóticos. Ni siquiera
los que rehúyen los medios de
comunicación social pueden evitar el contacto con
quienes están profundamente influidos por ellos.
Damos por supuesto que la gran
mayoría de las personas dedicadas con toda
su capacidad a la comunicación
social es gente consciente que quiere hacer las cosas
como se debe. Los funcionarios
públicos, los políticos y los ejecutivos de empresas
desean respetar y promover el
interés público, tal como lo entienden. Los lectores, los
oyentes y los telespectadores
quieren emplear bien su tiempo, con miras a un
crecimiento y un desarrollo personales
que les permitan llevar una vida más feliz y
más productiva. Los padres sienten
la inquietud de saber si lo que entra en sus
hogares a través de los medios
de comunicación social es beneficioso para sus hijos.
Los comunicadores más profesionales
desean usar sus talentos para servir a la familia
humana, y están preocupados por
las crecientes presiones económicas e ideológicas
tendentes a bajar los modelos
éticos presentes en numerosos sectores de los medios
de comunicación social.
Los contenidos de las innumerables
opciones hechas por todas esas personas
en relación con los medios de
comunicación social se diferencian de un grupo a otro y
de una persona a otra; pero todas
las opciones tienen su peso ético y están sometidas
a una evaluación ética. Para
elegir correctamente, es necesario que quienes eligen «
conozcan las normas del orden
moral en este campo y las lleven fielmente a la
práctica »
En resumen, los complejos sistemas
económicos nacionales e internacionales
actuales no podrían funcionar
sin los medios de comunicación. Si se prescindiera de
ellos se derrumbarían las estructuras
económicas fundamentales, con gran perjuicio
para numerosas personas y para la sociedad.
Los medios de comunicación son
indispensables en las sociedades democráticas
actuales. Proporcionan información
sobre cuestiones y hechos, sobre funcionarios y
candidatos a cargos públicos.
Permiten que los líderes se comuniquen rápida y
directamente con el público sobre
asuntos urgentes. Son importantes instrumentos de
responsabilidad, llamando la
atención sobre la incompetencia, la corrupción y los
abusos de confianza, a la vez
que ponen de relieve los casos de competencia, espíritu
cívico y cumplimiento del deber.
Los medios de comunicación también
pueden usarse para bloquear a la
comunidad y menoscabar el bien
integral de las personas alienándolas, marginándolas
o aislándolas; arrastrándolas
hacia comunidades perversas organizadas alrededor de
valores falsos y destructivos;
favoreciendo la hostilidad y el conflicto; criticando
excesivamente a los demás y creando
la mentalidad de «nosotros» contra « ellos »;
presentando lo que es soez y
degradante con un aspecto atractivo e ignorando o
ridiculizando lo que eleva y
ennoblece. Pueden difundir noticias falsas y
desinformación, favoreciendo
la trivialidad y la banalidad. Los tópicos —basados en la
raza y en la pertenencia étnica, en el sexo, en la edad
y en otros factores,
Frente a graves injusticias,
no basta que los comunicadores digan simplemente
que su trabajo consiste en referir
las cosas tal como son. Eso es indudablemente su
tarea. Pero algunos casos de
sufrimiento humano son en gran parte ignorados por los
medios de comunicación, mientras
informan acerca de otros; y en la medida en que
esto refleja una decisión de
los comunicadores, también refleja una selectividad
inadmisible. De forma más fundamental
aún, las estructuras y las políticas de
comunicación y la distribución
de tecnología son factores que hacen que algunas
personas sean « ricas en información
» y otras « pobres en información », en una
época en que la prosperidad,
e incluso la supervivencia, depende de la información.
Por tanto, de este modo los medios
de comunicación a menudo contribuyen a
las injusticias y desequilibrios
que causan el sufrimiento sobre el que informan: « Hay
que romper las barreras y los
monopolios que colocan a tantos pueblos al margen del
desarrollo, y asegurar a todos
—individuos y naciones— las condiciones básicas que
les permitan participar en dicho.
La tecnología delas comunicaciones y la información, junto con la formación para su uso, es una de esas condiciones básicas.
De igual modo, los medios de
comunicación se usan en algunas ocasiones como
instrumentos de adoctrinamiento,
con la intención de controlar lo que la gente sabe y
negarle el acceso a la información
que las autoridades no quieren que tenga. Ésta es
una perversión de la educación
auténtica, que se esfuerza por ampliar el conocimiento
y la capacidad de las personas
y ayudarles a perseguir propósitos elevados, sin limitar
sus horizontes y sin aprovechar
sus energías al servicio de ideologías.
En síntesis, los medios de comunicación
pueden usarse para el bien o para
el mal; es cuestión de elegir.
« No conviene olvidar que la comunicación a través de
los medios de comunicación social
no es un ejercicio práctico dirigido sólo a motivar,
persuadir o vender. Mucho menos,
un vehículo para la ideología. Los medios de
comunicación pueden a veces reducir
a los seres humanos a simples unidades de
consumo, o a grupos rivales de
interés; también pueden manipular a los
espectadores, lectores y oyentes,
considerándolos meras cifras de las que se obtienen
ventajas, sea en venta de productos
sea en apoyo político. Y todo ello destruye la
comunidad. La tarea de la comunicación
es unir a las personas y enriquecer su vida,
no aislarlas ni explotarlas.
Los medios de comunicación social, usados correctamente,
pueden ayudar a crear y apoyar
una comunidad humana basada en la justicia y la
caridad; y, en la medida en que
lo hagan, serán signos de esperanza.
Conclusión
Al
comenzar el tercer milenio de la era cristiana, la humanidad está creando
una red global de transmisión
instantánea de información, de ideas y de juicios de
valor en la ciencia, el comercio,
la educación, el entretenimiento, la política, el arte, la
religión, y en todos los demás
campos.
Esta red ya es accesible directamente
a muchas personas en sus hogares, en
las escuelas y en los lugares
de trabajo, es decir, prácticamente dondequiera que se
encuentren. Es común ver en tiempo
real acontecimientos, desde deportes hasta
guerras, que suceden en el otro
extremo del planeta. La gente puede entrar
directamente en contacto con
una infinidad de datos que hasta hace poco no estaban
siquiera al alcance de especialistas
y estudiantes. Una persona puede ascender a las
alturas del genio humano y de
la virtud, o caer en el abismo de la degradación
mientras está sentada sola ante
un teclado o una pantalla. La tecnología de la
comunicación logra constantemente
nuevos avances, con enormes potencialidades
para el bien y para el mal. Al
mismo tiempo que aumenta la interactividad, se
desdibuja la distinción entre
comunicadores y usuarios. Se necesita una investigación
continua sobre el impacto y,
en especial, sobre las implicaciones éticas de los medios
de comunicación, tanto nuevos
como emergentes.
Pero,
a pesar de su inmenso poder, los medios de comunicación son y
seguirán siendo sólo medios,
es decir, instrumentos, herramientas disponibles tanto
para un uso bueno como para uno
malo. A nosotros corresponde elegir. Los medios de
comunicación no exigen una nueva
ética; lo que exigen es la aplicación de principios
ya establecidos a las nuevas
circunstancias. Y ésta es la tarea en la que todos tienen
un papel que desempeñar. La ética
en los medios de comunicación no sólo es tarea de
especialistas en comunicación
social o en filosofía moral; la reflexión y el diálogo que
este documento pretende impulsar
y fomentar deben alcanzar horizontes más amplios
y globales.
La
comunicación social puede unir a las personas en comunidades
presididas por la simpatía y
los intereses comunes. ¿Estarán dichas comunidades
basadas en la justicia, la decencia
y el respeto de los derechos humanos? ¿Se
comprometerán en favor del bien
común? ¿O, por el contrario, serán egoístas e
introvertidas, buscando el beneficio
de grupos particulares —económicos, raciales,
políticos e incluso religiosos—
a expensas de los demás? ¿Servirá la nueva tecnología
a todas las naciones y a todos
los pueblos, respetando las tradiciones culturales de
cada uno, o será un instrumento
para aumentar la riqueza de los ricos y el poder de
los poderosos? Corresponde a
nosotros elegir.
Los medios de comunicación también
pueden usarse para separar y aislar. La
tecnología permite cada vez más
a la gente reunir informaciones y servicios
elaborados exclusivamente para
ella. Eso supone ventajas reales, pero plantea una
cuestión inevitable: ¿será la
audiencia del futuro una multitud de audiencias de una
sola persona? La nueva tecnología,
a la vez que puede aumentar la autonomía
individual, tiene otras implicaciones
menos positivas. El « web » del futuro, en lugar
de ser una comunidad global,
¿podría convertirse en una vasta y fragmentada red de
personas aisladas —abejas
humanas en sus celdas—, que interactúan con datos y no
directamente unos con otros?
¿Qué sería de la solidaridad, o qué sería del amor, en
un mundo como ese?
Aún en el mejor de los casos
la comunicación humana tiene serias limitaciones;
es más o menos imperfecta y corre
el riesgo de fracasar. A las personas les resulta
difícil comunicarse siempre unas
con otras honradamente, de un modo que no haga
daño y sirva lo mejor posible
a los intereses de todos. Además, en el mundo de los
medios de comunicación, las dificultades
inherentes a ella a menudo son acrecentadas
por la ideología, por el afán
de lucro y control político, por rivalidades y conflictos
entre grupos, y por otros males
sociales. Los actuales medios de comunicación
aumentan mucho el alcance de
la comunicación social, su cantidad, su velocidad; pero
no hacen menos frágil ni menos
susceptible de fracasar la disposición humana a
comunicarse de mente a mente,
de corazón a corazón.
Derechos de autor:
El derecho de autor es un conjunto de normas y principios que regulan los derechos morales y patrimoniales que la ley concede a los autores (los derechos de autor), por
el solo hecho de la creación de una obra literaria, artística o científica, tanto publicada o que todavía no se
haya publicado.
En el copyright (traducido literalmente como derecho de copia) que, por lo general, comprende la parte patrimonial
de los derechos de autor (derechos patrimoniales).
Una obra pasa al dominio público cuando los derechos patrimoniales han
expirado. Esto sucede habitualmente trascurrido un plazo desde la muerte del autor . Por ejemplo, en el derecho europeo,
70 años desde la muerte del autor. Dicha obra entonces puede ser utilizada en forma libre, respetando los derechos morales.
El derecho de autor y copyright constituyen dos concepciones sobre la propiedad literaria y artística. El primero proviene
de la familia del Derecho continental, particularmente del Derecho francés, mientras que el segundo proviene del
Derecho anglosajón (o common law).
El derecho de autor se basa en la idea de un derecho personal del autor, fundado en una forma de identidad
entre el autor y su creación. El derecho moral está constituido como emanación de la persona del autor: reconoce que la obra
es expresión de la persona del autor y así se le protege. La protección del copyright se limita estrictamente a la
obra, sin considerar atributos morales del autor en relación con su obra, excepto la paternidad; no lo considera como un autor
propiamente tal, pero tiene derechos que determinan las modalidades de utilización de una obra.
El símbolo ℗ (una letra "P" mayúscula ubicada dentro de un círculo) representa la reserva de los "derechos
de autor sobre una grabación sonido" (música) y es la abreviatura para la palabra "fonógrafo" (phonograph en inglés) o registro fonográfico. Este símbolo
hace referencia más directamente a la obra musical en sí grabada en un determinado disco, cassette, CD, etc., de hecho, es muy común verlo
impreso en las contraportadas de los álbumes musicales.
Por otro lado, el símbolo © (una letra "C" mayúscula dentro de una circunferencia) hace referencia más propiamente al
derecho de autor (copyright) sobre obras intelectuales de otra índole, como por ejemplo: libros, folletos, obras dramáticas,
obras cinematográficas y audiovisuales; dibujos, pinturas etc. La diferencia entre el significado de un símbolo y otro es
muy tenue.
Campo de aplicación:
La protección del derecho de autor abarca únicamente la expresión
de un contenido, pero no las ideas. Para su nacimiento no necesita de ninguna formalidad, es decir, no requiere de la inscripción
en un registro o el depósito de copias, los derechos de autor nacen con la creación de la obra.
Son objeto de protección las obras originales, del campo literario, artístico y científico, cualquiera que sea su forma de expresión, soporte o medio. Entre otras:
- Libros, folletos y otros escritos;
- Obras dramáticas o dramático-musicales;
- Obras coreográficas y las pantomimas;
- Composiciones musicales con o sin letra;
- Obras musicales y otras grabaciones sonoras;
- Obras cinematográficas y otras obras audiovisuales;
- Obras de dibujo, pintura, arquitectura, escultura, grabado, litografía;
- Obras fotográficas;
- Ilustraciones, mapas, planos, croquis y obras plásticas relativos a la geografía, a la topografía, a la arquitectura o a las ciencias;
- Programas
informáticos.
- Entrevistas
- Páginas
web
Hay varias categorías de materiales que generalmente no son
elegibles para la protección de derecho de autor. Éstas incluyen entre otras:
- Trabajos que no han sido
fijados en una forma de expresión tangible. Por ejemplo: obras coreográficas que no han sido escritas o grabadas, o discursos
improvisados o presentaciones que no han sido escritas o grabadas.
- Títulos, nombres, frases
cortas y lemas, símbolos o diseños familiares, meras variantes de decoración tipográfica, letras o colores; meras listas de
ingredientes o contenidos.
- Ideas, procedimientos,
métodos, sistemas, procesos, conceptos, principios, descubrimientos, aparatos, como diferenciaciones de una descripción, explicación
o ilustración.
- Obras que consisten totalmente
de información que es de conocimiento público y no representan un trabajo que tenga un autor original. (Por ejemplo: calendarios,
tablas de peso y estatura, cintas métricas o reglas, y listas o tablas obtenidas de documentos públicos u otras fuentes de
uso común).
- Las leyes, reglamentos
y demás normas. Se pueden publicar pero no dan exclusividad: otros pueden también publicar ediciones de las leyes. En los
casos de obras como concordancias, correlaciones, comentarios y estudios comparativos de las leyes, sí pueden ser protegidas
en lo que tengan de trabajo original del autor.
Los derechos de autor:
El titular de los derechos de autor goza de derechos exclusivos
respecto de:
- Reproducir la obra en
copias o fonogramas.
- Preparar obras derivadas
basadas en la obra.
- Distribuir copias o fonogramas
de la obra al público vendiéndolas o haciendo otro tipo de transferencias de propiedad tales como alquilar, arrendar o prestar
dichas copias.
- Presentar la obra públicamente,
en el caso de obras literarias, musicales, dramáticas y coreográficas, pantomimas, películas y otras producciones audiovisuales.
- Mostrar la obra públicamente,
en el caso de obras literarias, musicales, dramáticas coreográficas, pantomimas, obras pictóricas, gráficas y esculturales,
incluyendo imágenes individuales de películas u otras producciones audiovisuales.
- En el caso de grabaciones
sonoras, interpretar la obra públicamente a través de la transmisión audiodigital.
La protección del derecho de autor existe desde que la obra
es creada de una forma fijada. El derecho de autor sobre una obra creada se convierte inmediatamente en propiedad del autor
que creó dicha obra. Sólo el autor o aquellos cuyo derechos derivan del autor pueden reclamar propiedad.
Los autores de una obra colectiva son co-dueños del derecho
de autor de dicha obra a menos que haya un acuerdo que indique lo contrario.
El derecho de autor de cada contribución individual de una
publicación periódica o en serie, o cualquier otra obra colectiva, existen a parte del derecho de autor de una obra colectiva
en su totalidad y están conferidos inicialmente al autor de cada contribución. La mera posesión de un libro, manuscrito, pintura
o cualquier otra copia o fonograma le otorga al dueño el derecho de autor.
Los menores de edad pueden reclamar derecho de autor, pero las leyes específicas pueden reglamentar
cualquier transacción relacionada con este tema donde ellos sean parte.
Clases de derechos de autor:
En tradición jurídica del Derecho continental se suele distinguir los siguientes derechos de autor:
- Derechos
patrimoniales: son aquellos que permiten de manera exclusiva la explotación
de la obra hasta un plazo contado a partir de la muerte del último de los autores, posteriormente pasan a formar parte del
dominio público pudiendo cualquier persona explotar la obra.
- Derechos
morales: son aquellos ligados al autor de manera permanente
y son irrenunciables e imprescriptibles.
- Derechos
conexos: son aquellos que protegen a personas distintas
al autor, como pueden ser los artistas, interpretes, traductores, editores, productores, etc.